La
celebración del Inti Raymi en la comunidad de Azabí, parroquia de Plaza
Gutiérrez de la zona de Íntag, inició con el tradicional baile de San
Juan. Con el objetivo de fortalecer, impulsar y celebrar junto a su
comunidad las costumbres comunitarias, el alcalde Alberto Anrango,
participó de estas festividades programadas en honor y gratitud al dios
Sol.
Inti Raymi (en
quechua ‘fiesta del Sol’) era una antigua ceremonia
religiosa andina en honor al
Inti (el
padre sol), que se realizaba cada
solsticio de invierno en los
Andes.
Durante la época de los
incas, el Inti Raymi era el más importante de los cuatro festivales celebrados en el
Cusco, según relata el
Inca Garcilaso de la Vega (
1539-
1616), e indicaba la mitad del
año así como el origen mítico del
Inca. Duraba 15 días, en los cuales había bailes y sacrificios. El último Inti Raymi con la presencia del
emperador inca fue realizado en
1535.
En
1572 el
virrey Francisco de Toledo (
1515-
1584) la prohibió por considerarla una ceremonia
pagana y contraria a la
fe católica. Se siguió realizando de manera clandestina.
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En
1944,
Faustino Espinoza Navarro efectuó una reconstrucción histórica del Inti Raymi. La reconstrucción se basa en la
crónica de
Garcilaso de la Vega
y sólo se refiere a la ceremonia religiosa. Desde esa fecha en
adelante, la ceremonia vuelve a ser un evento público y de gran
atractivo
turístico.
Aunque hoy conocemos a esta celebración con su nombre quechua de Inti
Raymi, en realidad se trata de una festividad común a muchos pueblos
prehispánicos de los Andes, y que seguramente precede con mucho a la
formación del
Imperio incaico.
El Inti Raymi aún se celebra como rito
sincrético
en muchas comunidades andinas. En el callejón interandino septentrional
del Ecuador, por ejemplo, el conjunto de festividades relacionadas
abarca todo el mes de junio y parte de julio, teniendo cada ciudad sus
propios ritos y costumbres, y llegando a paralizarse la vida cotidiana
como efecto de las celebraciones, que toman las avenidas noche y día.
Historia
En la época de los
incas, esta ceremonia se realizaba en la plaza
Huacaypata (hoy
Plaza de armas del
Cusco),
con la asistencia de la totalidad de la población de la urbe, tal vez
unas cien mil personas. Con la llegada de los españoles, fue suprimida.
En el
solsticio de invierno
sucede el día más corto y la noche más larga del año. Durante la época
incaica, ese hecho revestía fundamental importancia, pues era el punto
de partida del nuevo año, que se asociaba con los orígenes de la propia
etnia inca.
Inca Garcilaso de la Vega nos dice que era ésta la principal fiesta y a ella concurrían «los
curacas,
señores de vasallos, de todo el imperio [...] con sus mayores galas e
invenciones que podían haber». La preparación era estricta, pues en los
previos «tres días no comían sino un poco de maíz blanco, crudo, y unas
pocas de yerbas que llaman
chúcam
y agua simple. En todo este tiempo no encendían fuego en toda la ciudad
y se abstenían de dormir con sus mujeres». Para la ceremonia misma, las
vírgenes del Sol preparaban unos panecillos de
maíz.
Ese día, el soberano y sus parientes esperaban descalzos la salida
del sol en la plaza. Puestos en cuclillas («que entre estos indios es
tanto como ponerse de rodillas», aclara el cronista), con los brazos
abiertos y dando besos al aire, recibían al astro rey. Entonces el inca,
con dos vasos de
oro,
brindaba la chicha: del vaso que mantenía en la mano izquierda bebían
sus parientes; el de la derecha era derramado y vertido en un tinajón de
oro.
Después todos iban al
Coricancha
y adoraban al sol. Los curacas entregaban las ofrendas que habían
traído de sus tierras y luego el cortejo volvía a la plaza, donde se
realizaba el masivo sacrificio del
ganado ante el fuego nuevo que se encendía utilizando como espejo el brazalete de oro del sacerdote principal. La
carne de los
animales era repartida entre todos los presentes, así como una gran cantidad de
chicha, con la que los festejos continuaban durante los siguientes días.
Representación contemporánea
En el
Cusco de hoy, el Inti Raymi, como no podía ser de otro modo, tiene un carácter distinto, de espectáculo dirigido tanto a los
turistas como a los propios
cusqueños,
para quienes es un punto de referencia de su conciencia local. Por esto
último concita tanto entusiasmo y participación masiva.
La representación, en la que intervienen miles de personas, empieza frente al Coricancha, donde un
inca (rey) ficticio realiza una invocación al Sol. Los espectadores, entre tanto, esperan en la explanada de
Sacsayhuamán,
hacia la que el cortejo se desplaza de inmediato. Éste ingresa al
escenario llevando al inca en su litera por grupos que representan a los
pobladores de los cuatro suyos. Después se procede al sacrificio de una
alpaca y el inca invoca a su padre el Sol.
La nueva versión del Inti Raymi nace por iniciativa de
Humberto Vidal Unda. El guion de la representación lo escribió en
quechua Faustino Espinoza Navarro,
quien durante muchos años también representó el papel de inca. Los
participantes toman muy en serio su papel y el espectáculo es un
derroche de colorido, música y danzas.
Con más de sesenta años de existencia, el nuevo Inti Raymi es ahora
parte inseparable de la vida del Cusco. No sólo es el acto central del
mes en la ciudad, sino que su fama ha trascendido las fronteras peruanas
y también, dentro de ellas, ha sido el ejemplo para otros festivales de
la identidad nacional, como el
Cóndor Raymi.