DIA MAESTRO ECUATORIANO
El Día del Maestro es
un alto en el tiempo, es la ocasión propicia para reflexionar en nuestra
naturaleza humana, es la oportunidad que tienen los docentes para evaluarse y
saber si la conciencia social puede más que los instintos o estos van mermando
la espiritualidad de los seres humanos.
La labor
del maestro, de aquel hombre o mujer que tiene la singular
capacidad para ser el conductor de la niñez y la juventud, es noble y elevada;
su abnegada tarea para entregar su mensaje de cultura, educación y patriotismo
debe ser analizada de diversos ángulos y justipreciada en la medida de su real
valía.
Es deber del país, de los gobernantes, exaltar la memoria de los ciudadanos que
han dirigido a la niñez, a la juventud y han honrado a la
nación; es deber de los gobernantes mejorar el nivel de vida de estos soldados
de la patria, es deber de los ecuatorianos reconocer al profesorado o
educadores de la nación su trabajo sacrificado y silencioso puesto al servicio
de las generaciones, porque los jóvenes son la fuerza y los niños el sueño
feliz de la República.
Es
preciso reconocer que el maestro ecuatoriano ha vivido una
constante renovación espiritual, siendo un guía en el acontecer
nacional, poniéndose a tono con las nuevas corrientes pedagógicas para cumplir
con más eficiencia la tarea de su apostolado.
Maestros:
“El
trabajo dignifica a los pueblos, la educación libera a los hombres, el trabajo
y la educación hacen la grandeza de los pueblos libres“, no
desmayéis, que en vosotros confía la Patria.
El
día del maestro ecuatoriano también se celebra en homenaje a otros dos insignes
trabajadores de la educación: Federico González Suárez (nació el 12 de Abril de
1844), y Luís Felipe Borja (nació en 1845 y murió el 13 de abril de 1912).
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