En la parroquia
Quichinche
·
El organismo invierte 480.000
dólares en una obra que permitirá mejorar la vialidad en un sector en donde la
actividad agrícola sustenta la economía de las familias.
IBARRA.- La calle destruida en el tramo
Andaviejo – Panecillo quedará en el olvido. Las 400 familias que viven en este
sector, perteneciente a la parroquia Quichinche de Otavalo, esperarán 6 meses
para ver un cambio total, que se verá
reflejado en el adoquinado de este de este
paso que tiene 2.270 metros de longitud.
Los trabajos empezarán en estos días, como parte de un
contrato en el que la Prefectura de Imbabura, a través de su autoridad, Pablo
Jurado, invertirá 480.000 dólares. El camino de 7 metros de ancho tendrá aceras
y bordillos para facilitar además el tránsito a pie de los comuneros que allí
residen.
VISIÓN
Para que se concrete esta obra debieron pasar 8 años de
constante gestión. Diferentes directivas del lugar iniciaron los trámites sin
obtener una respuesta positiva frente a sus aspiraciones, hasta que por fin la
actual administración de la prefectura tomó cartas en el asunto y dio paso a la
ejecución.
Para atender la demanda, el ejecutivo provincial tomó en
cuenta las dificultades que soportan los pobladores, debido al mal estado de la
carretera, llena de huecos, piedras y
polvo. Pero también vio con esperanza que el mejoramiento vial permitirá
el desarrollo económico, tomando en cuenta que aquí se cultivan diversos
productos agrícolas que salen a los mercados.
El pasado domingo, en medio de la alegría de los vecinos,
firmó el contrato con el cual oficializó
el inicio de los trabajos de adoquinado. Allí dijo que esta acción está
respaldada por el compromiso institucional de impulsar una vida digna en los
sectores rurales, que años atrás permanecían en el olvido.
VIGILANCIA
Manuel Anrango, presidente de la comunidad, tomó la
palabra para reconocer que el cambio está próximo a ser una realidad en esta
zona. “Ya no tendremos sufrimiento a la hora de movilizarnos y ya no seremos
víctimas del abuso de los transportistas que debido al camino destruido
cobraban altos precios por el traslado y en el peor de los casos, ni siquiera
querían ingresar a este sitio”.
Germán Quilumbango encabeza un comité de veeduría que
tendrá la responsabilidad de vigilar que esta obra se realice en los mejores
términos, observando detalles técnicos y con materiales de calidad. Así, esta
instancia permitirá que todo el proyecto se lleve a cabo sin contratiempos
y utilizando mano de obra local.
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