lunes, 18 de mayo de 2020

La bici : el vehículo pos pandemia


Ya se están desarrollando en todas las ciudades del mundo estrategias para atemperar los efectos de esta nueva convivencia. Hay medidas claras en el campo de la movilidad que muchas ciudades están poniendo en marcha con prontitud. La movilidad activa ofrece todas las garantías: si una gran parte de los viajes se pudiera hacer caminando o en bicicleta, incluso otros vehículos personales, no solo se ganaría en salud, sino que se descongestionaría el transporte público y se utilizaría menos el vehículo privado. No hay que olvidar que, como sugiere un reciente estudio de la Universidad de Harvard (1), se asocia una mayor mortalidad del COVID-19 a una mala calidad del aire.

La movilidad ciclista tiene unas características que la convierten en el medio de transporte ideal en tiempos de Covid-19:

 – Se puede utilizar como transporte individual, sin necesidad de compartir un espacio cerrado con otras personas. En entornos cerrados los virus permanecen por más tiempo y con más riesgo de infección que a la intemperie, dónde el riesgo es extremadamente bajo. El caso de las bicicletas públicas es ligeramente diferente, porque son compartidas por varias personas y por lo tanto deberían utilizarse con precauciones sanitarias, en realidad tan sencillas como usar guantes o simplemente lavarse las manos al llegar a destino; y se deberían desinfectar con frecuencia. En Londres, el servicio de bicicletas compartidas se ofrece de forma gratuita a las personas trabajadoras sanitarias. Algo tan sencillo como habilitar préstamos unipersonales temporales, como está haciendo la Ciclería en Zaragoza por ejemplo con su flota de bicis de alquiler, se puede implementar con facilidad. Tener bicicletas paradas en medio de una crisis así, es un desperdicio.
– Se ha demostrado que la exposición a la contaminación atmosférica hace más vulnerables a las personas al impacto del virus Covid-19. ¿Adivinan quiénes viven en los lugares más contaminados? Generalmente personas con poder adquisitivo inferior o de minorías étnicas. Éste es uno de los muchos aspectos que contribuyen a la inequidad del impacto de esta pandemia. La contaminación es suficientemente letal por sí misma y la recomendación de reducirla es imperativa igualmente, pero de nuevo, en tiempos de Covid-19, aun más. En China, se ha detectado un aumento de las compras de coches y, en general, del uso de la movilidad motorizada individual tras el confinamiento; un hecho que aumenta los niveles de contaminación atmosférica, incrementa el riesgo para la salud en general y aun más en caso de contagio. Por lo tanto, debemos evitar a toda costa aumentar el uso del coche en general y en especial, tras el confinamiento, aun en presencia del virus.

– La ciclologística permite el reparto de bienes esenciales de forma segura y sana. Lo ideal es que las personas adquieran estos bienes en sus comercios locales de confianza, por lo cual, muchos de los desplazamientos de reparto deberían ser de corta distancia. Las bicicletas o ciclos de carga son vehículos óptimos para este tipo de logística que puede incrementarse y así servir a muchas personas en confinamiento, especialmente a aquellas para las cuales el contagio supone un alto riesgo para su salud. Sin embargo, cuidado con caer en la explotación de las personas trabajadoras en servicios de reparto de alimentos en bicicleta. La Plataforma Riders por Derechos lleva denunciándolo desde hace años, llegando incluso a ganar juicios para proteger los derechos laborales de las personas repartidoras.
Los valores son clave, es inaceptable que no se proteja a las personas trabajadoras en ningún caso y aun menos en situación de crisis, porque dependemos de ellas aún más que en situaciones no críticas.

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