En este día especial, saludo a todas las madres del mundo. Lo hago desde lo más profundo de nuestro corazón, ya que la madre es el ser más sublime sobre la tierra.
A ella le debemos lo que somos, no hay persona más bondadosa y tierna que una madre. Desde que estamos en su vientre, pasamos a ser la razón de su existencia; cuando nacemos y por el resto de nuestras vidas se convierte en nuestra niñera, maestra, lavandera, cocinera, costurera, estilista, mensajera, psicóloga, terapista, consejera, doctora y amiga; es decir está allí para nosotros, para llorar juntos en nuestras desdichas y para reír con nuestras alegrías sin importar el momento, la hora, el día o el sitio, siempre está pendiente de lo que nos pasa, de lo que necesitamos, de lo que queremos y hasta de lo que pensamos.
Es única, es capaz de calmar el dolor más grande con un beso, con una caricia o con un te quiero. Es la bondad y la ternura, la perseverancia y la fortaleza, el sacrificio y la entrega, la paciencia y la dulzura, la amiga y el ejemplo, la luz y la sabiduría, es la guía en nuestras vidas.
En el hogar, es el principio y fin de todo, tiene la casa limpia, la comida caliente, la ropa planchada, el jardín cuidado y el perro bañado; sabe cuándo pagar la luz, agua, teléfono y pensiones, qué hace falta en la alacena , cómo ahorrar en las compras, cómo hacer magia para que alcance la comida o cómo curar una herida.
Cuántas veces hace los oficios de chófer, albañil, carpintera, plomera, electricista, jardinera, etc., y todo gratis, sin vacaciones ni pago de horas extras, sin esperar nada a cambio, sólo por amor y por ver feliz a su familia.
Su corazón es una fuente pura, su alma un divino espejo, sus consejos la luz diáfana del día que alumbra sin cesar nuestro camino.
Una madre es todo eso y mucho más, por eso en este día, mil felicidades a las madres cualquiera sea su condición: pobres, ricas, blancas, negras, jóvenes, ancianas, amas de casa, profesionales, etc., son el regalo que Dios nos mandó del cielo, son los ángeles que nos cuidan en la tierra.
Que Dios las bendiga por siempre, y el mejor regalo en su día es una beso tierno en su frente, o una flor en su memoria.
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