viernes, 10 de febrero de 2012

Un arquero de gran trayectoria

Johvani Ibarra: 25 años de trayectoria bajo los tres palos

 


 Cuando jugaba con una pelota remendada en las empolvadas calles del Juncal, en el Valle del Chota, provincia de Imbabura (centro  andino),  Johvani Ibarra nunca imaginó que a sus 42 años seguiría en el fútbol profesional.
Cuando tenía 11 años quería ser mecánico automotriz como sus tíos, sin embargo hoy es uno de los más reconocidos arqueros del Ecuador.
Ibarra, en el equipo de su pueblo, jugaba como puntero izquierdo. Corría sin parar en la cancha de tierra donde se formaron la mayoría de los futbolistas ecuatorianos. En esos momentos correr y marcar goles era lo que le gustaba. Nunca miró hacia atrás para cubrir el puesto de arquero.
Cuando vio al portero titular de su club llegar a un partido con un moderno y llamativo buzo se quedó sorprendido y le pidió que se lo preste. Cuando Ibarra se colocó la prenda, nunca pudo desprenderse de ella. Ahora lleva cerca de 25 años en la profesión.
Su inicio profesional se dio en El Nacional en 1988, pero su debut fue dos años después en un partido ante el Delfín de Manta, ciudad costera. Sus guantes los ha utilizado también para defender los colores del Olmedo de Riobamba, Deportivo Quito, Imbabura. Esta temporada empezó un nuevo reto en el Independiente José Terán de Sangolquí, en el que se desempeña como segundo arquero, pero también forma parte del cuerpo técnico.
“No he pensado en el retiro, no se me cruza todavía por la cabeza, pero es evidente que en algún momento tengo que dar un paso al costado”, señaló Ibarra. Su experiencia le permite tener la confianza del entrenador del equipo, Carlos Sevilla, quien le dio la responsabilidad de ayudar a los jóvenes en su formación. “Si quiero seguir en el fútbol tengo que prepararme para técnico, ahora agradezco esta primera oportunidad de ayudar a los jóvenes del equipo”, confesó.
Consciente de que el fútbol no durará para siempre, Ibarra decidió emprender un negocio con su esposa, Viviana Chalá: una cadena de tiendas de ropa. Sus hijas Daniela (17), Johvana (10) y Camila (8) son “felices” con el negocio familiar y ayudan a su madre. Ibarra es el único hombre en el hogar y asegura que “sigue siendo el rey”.
La escritura de su nombre le ha causado problemas en los equipos que ha jugado. “Mi nombre es particular, me lo puso mi abuelo que era católico, decidieron ponerme Johvani en honor a Jehová. No saben cómo escribir mi nombre, por eso mis buzos tienen nombres escritos de diferentes formas”, contó.
Algo que nunca se borrará de la memoria de los hinchas del fútbol son las famosas “ibarradas”: errores que ha cometido el arquero durante su carrera profesional.  En algunas ocasiones ha formado parte de la lista de “bloopers” de programas deportivos. Ibarra confesó que de las “cosas malas” prefiere no hablar. “No acepto eso de las “ibarradas”, pues todo arquero tiene momentos malos, pero a mi han tratado de señalarme un poquito más. No me molestan, me han enseñado a ser fuerte y a levantarme”, agregó.

Johvani Ibarra: 25 años de trayectoria bajo los tres palos

por @dianavega86 » 17:01 - 9 feb 2012  

 Cuando jugaba con una pelota remendada en las empolvadas calles del Juncal, en el Valle del Chota, provincia de Imbabura (centro  andino),  Johvani Ibarra nunca imaginó que a sus 42 años seguiría en el fútbol profesional.
Cuando tenía 11 años quería ser mecánico automotriz como sus tíos, sin embargo hoy es uno de los más reconocidos arqueros del Ecuador.
Ibarra, en el equipo de su pueblo, jugaba como puntero izquierdo. Corría sin parar en la cancha de tierra donde se formaron la mayoría de los futbolistas ecuatorianos. En esos momentos correr y marcar goles era lo que le gustaba. Nunca miró hacia atrás para cubrir el puesto de arquero.

Cuando vio al portero titular de su club llegar a un partido con un moderno y llamativo buzo se quedó sorprendido y le pidió que se lo preste. Cuando Ibarra se colocó la prenda, nunca pudo desprenderse de ella. Ahora lleva cerca de 25 años en la profesión.
Su inicio profesional se dio en El Nacional en 1988, pero su debut fue dos años después en un partido ante el Delfín de Manta, ciudad costera. Sus guantes los ha utilizado también para defender los colores del Olmedo de Riobamba, Deportivo Quito, Imbabura. Esta temporada empezó un nuevo reto en el Independiente José Terán de Sangolquí, en el que se desempeña como segundo arquero, pero también forma parte del cuerpo técnico.
“No he pensado en el retiro, no se me cruza todavía por la cabeza, pero es evidente que en algún momento tengo que dar un paso al costado”, señaló Ibarra. Su experiencia le permite tener la confianza del entrenador del equipo, Carlos Sevilla, quien le dio la responsabilidad de ayudar a los jóvenes en su formación. “Si quiero seguir en el fútbol tengo que prepararme para técnico, ahora agradezco esta primera oportunidad de ayudar a los jóvenes del equipo”, confesó.
Consciente de que el fútbol no durará para siempre, Ibarra decidió emprender un negocio con su esposa, Viviana Chalá: una cadena de tiendas de ropa. Sus hijas Daniela (17), Johvana (10) y Camila (8) son “felices” con el negocio familiar y ayudan a su madre. Ibarra es el único hombre en el hogar y asegura que “sigue siendo el rey”.
La escritura de su nombre le ha causado problemas en los equipos que ha jugado. “Mi nombre es particular, me lo puso mi abuelo que era católico, decidieron ponerme Johvani en honor a Jehová. No saben cómo escribir mi nombre, por eso mis buzos tienen nombres escritos de diferentes formas”, contó.
Algo que nunca se borrará de la memoria de los hinchas del fútbol son las famosas “ibarradas”: errores que ha cometido el arquero durante su carrera profesional.

En algunas ocasiones ha formado parte de la lista de “bloopers” de programas deportivos. Ibarra confesó que de las “cosas malas” prefiere no hablar. “No acepto eso de las “ibarradas”, pues todo arquero tiene momentos malos, pero a mi han tratado de señalarme un poquito más. No me molestan, me han enseñado a ser fuerte y a levantarme”, agregó.

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