miércoles, 27 de noviembre de 2013

Dos deportistas de élite serán las primeras oficiales afrodescendientes de la Policía Nacional


 
Con un espíritu de igualdad y de inclusión social, la Policía Nacional prepara a las cadetes Jenny Mina y Lorena Tenorio como las próximas subtenientes de la Institución. Ellas marcan un antes y después en la preparación de oficiales de la Policía. Su carácter, inteligencia y destreza para los deportes las hacen merecedoras de respeto y confianza por parte de sus superiores y compañeros.   
    
A Jenny Mina no le gustan los segundos ni los terceros lugares. Su vida siempre está marcada por la excelencia. De hecho, es la primera hija de su familia. La primera en seguir la carrera policial. La primera en llegar a la meta en los Juegos Sudamericanos el año pasado en atletismo y ahora la una de las primeras oficiales afrodescendientes de la Policía Nacional.

Sus sueños de ser agente empezaron en el colegio ubicado en Mindo, noroccidente de Pichincha. Tenía 15 años. Allí jugaba con sus compañeritos a detener a ficticios delincuentes. Ahora a sus 22 años este sueño se va a hacer realidad. En marzopróximo ella se convertirá en Subteniente y ahí tendrá la oportunidad de detener delincuentes de verdad.

Jenny cuenta que su familia al principio no la apoyaba. Sin embargo,  cuando quedó como una de las elegidas de entre 10 000 aspirantes para cursar la carrera policial no han dejado de incentivarla. El 2012 fue un año inolvidable para ella. Con una preparación de apenas dos semanas obtuvo la medalla de oro en los 100 y 200 metros en atletismo. La carrera la integraron jóvenes deportistas de otros países pero su carácter y la fortaleza obtenida en la Escuela Superior de la Policía le dieron la consagración.

Cuando de hablar de su color de piel se trata no siente ningún complejo, menos aún tiene algún sentimiento de inferioridad.  Al contrario, se llena de orgullo porque está consciente que ella marcará historia en la Policía.  “El color de piel no es un limitante, sino una motivación ya que la única discapacidad que tienen las personas es la falta de voluntad”, afirmó.

Testimonio



Para el general Juan Carlos Rueda, director de la Escuela Superior de la Policía, hace 34 años –cuando ingresó a la Institución- los espacios para las mujeres o para grupos étnicos eran impensables. Ahora, hay una fuerte tendencia de inclusión social iniciada por el Gobierno y la Policía no podía quedarse detrás.

“Es muy importante para la Policía que los grupos étnicos sean parte de la Institución porque con esto demostramos que somos un reflejo de la diversidad del país, que no estamos aislados. Es beneficioso para la Institución porque es un reconocimiento a la autoestima de las personas a lo mejor de los seres humanos”, afirmó Rueda.

El general Rueda siente una gran emoción cuando observa la ceremonia de ingreso de los cadetes a la Policía y dentro de ellos están grupos que antes eran excluidos como mujeres y personas de otras etnias. La institución crece en valores sociales. “En la escuela vemos a las mujeres afrodescendientes con normalidad y todos sabemos (oficiales y tropa) que aquí no hay espacio para el racismo ni para ninguna discriminación”.

“La más apta sobrevive”


Sin quedarse atrás y siguiendo la línea deportiva, Lorena Tenorio es una mujer de éxito. A sus 24 años es licenciada en deportes y está a cuatro meses de graduarse de Subteniente. Desde muy joven fue seleccionada de Ecuador en lanzamiento de jabalina y bala.

Sus medallas en estas disciplinas la llevaron a ganarse una beca de estudios en deportes. Esto no frenó su afán de ser agente y apenas terminada su carrera superior se inscribió en la Policía. No tuvo ningún inconveniente en pasar las pruebas y marzo será unas de las nuevas oficiales.

La joven cadete no estaba consciente de que era una de las dos únicas mujeres afrodescendientes que se preparaba en la Escuela Superior. Ella pensaba que el racismo estaba superado en la sociedad, solo cuando salió a realizar prácticas de su carrera policial se dio cuenta de que todavía había discriminación social.

Lorena cree que la preparación y la educación son las únicas armas con las que se puede enfrentar a estos males sociales. “Los que sobreviven en este mundo no son los más fuertes, sino los que se adaptan a las circunstancias, no es cuestión de fuerza sino de inteligencia”, afirma.

Para la mayor Beatriz Benavides, no es la primera vez que afrodescendientes se gradúan de oficiales. Años anteriores hombres de esta etnia pasaron el curso y se convirtieron en subtenientes. Pese a esto ser mujer y pertenecer a una etnia habla bien de la Policía porque ya no hay barreras para ser un agente. Ahora ser Policía está al alcance de todos y todas.

Para la mayor, llegar a ser oficial es una cuestión no solo de jerarquía sino de experiencia y esfuerzo. Eso es lo que deben entender los hombres y subalternos cuando tengan que dirigirse a las oficiales afrodescendientes. No es cuestión solo de color de piel. “Aquí no hay lugar para discriminaciones porque los valores policiales y la calidad humana están sobre diferencias de género y culturales”.

Benavides afirma que ellas son buenas estudiantes y están entre las 40 mejores antigüedades de 450 cadetes. Esto habla que ser Policía es cuestión de inteligencia y capacidad. “Aquí tienen que ser buenas o buenas, aquí no hay mediocres”.

En la Escuela Superior son las 17:00 y es hora de formar. Las cadetes Mina y Tenorio arreglan sus uniformes. Mientras caminan por los patios del centro de formación hay un tema que las hace sonreír. Sus novios. El de Jenny es un estadounidense con descendencia árabe que flechó su corazón en Mindo, el de Tenorio es un ecuatoriano.
Ambas tienen en común que no piensan en matrimonio.  Cuando lleguen a capitanes ahí tal vez darán el sí. Mientras tanto estudian los últimos capítulos de sus materias, porque afuera hay una sociedad que les exigirá las 24 horas del día.  

Análisis sociológico


El sociólogo Carlos Cárdenas, catedrático universitario, acota que la inclusión de las mujeres en las fuerzas del orden tiene dos incidencias. La primera en el plano de exigencia y superación. “Ahora un hombre tiene que exigirse el doble para poder ganar a las mujeres ya no es tan fácil como en años anteriores. La segunda es que la imagen de la mujer es políticamente y socialmente mejor aceptada que la de un hombre. Una mujer con uniforme brinda confianza sin dejar de inspirar respeto. “Lo que hace la Policía es admirable porque el mundo necesita de las mujeres para corregir su camino. Tener mujeres policías de calidad hará que el país funcione y crezca socialmente”.     

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